lunes, 17 de septiembre de 2012

EL TEMOR Y EL RESPETO

Martinez-Fontana-estadio-Hernando-Siles_LRZIMA20120917_0011_3Ricardo Fontana y Eligio Martínez, la zaga más respetada. Con ese título publica el diario La Razón una entrevista a dos recordados ex futbolistas que se identificaron con The Strongest.
Uno argentino, Fontana; el otro paraguayo, Martínez. Ambos adoptaron la nacionalidad boliviana y vistieron la camiseta de la selección nacional en las eliminatorias para el Mundial de Italia 90 y en la Copa América de Brasil, en 1989.
Desde mi punto de vista, creo que hubo una diferencia entre ambos, y tiene que ver con lo que generaban a partir de su actitud en la cancha y su manera de entender y practicar el juego, uno generaba respeto y el otro temor, que no es lo mismo.
Indiscutiblemente, el Tano Fontana se ganó el respeto de los aficionados al fútbol por su jerarquía como zaguero central, por su personalidad ganadora y por su lealtad a la hora de de jugar.
El zaguero argentino, que jugó en Bolivia en Litoral, Always ready, Oriente Petrolero, Bolívar y The Strongest, no necesitaba de la torpeza, era elegante, tenía timing (sincronización de tiempo y distancia), sentido de anticipo y ubicación.
“Cariñosito” Martínez, en cambio, provocaba temor por la dureza con que practicaba el fútbol, su indolencia a la hora de jugar y marcar, porque salía “con todo” a la búsqueda del rival, con la premisa de que pase la pelota pero no el jugador.
El jugador boliviano es débil, declaró alguna vez Martínez, cuando se le consultó por su juego recio y brusco, que lastimó a más de uno, entre ellos al argentino Walter Gallo, hijo de Luis Gregorio, aquel gran lateral de Vélez Sarsfield, Olimpic y Bolívar, y a Milton Maygua (doble fractura en la pierna derecha).
“Yo no era violento, malintencionado, sino que iba directo a la marca. A ver, ¿qué pasa cuando un volvo choca con una peta? Ese era el problema para quien yo marcaba. Yo no era gordo, pero tenía casi 89 kilos de musculatura y bueno, surgía ahí la polémica cuando uno superaba a sus adversarios”, declaró el paraguayo boliviano a La Razón.
Asimismo, reconoce, casi con jactancia, que los rivales le temían.“No sé si es anécdota o qué, pero al poco tiempo que estábamos juntos con el Tano, yo me paraba al centro y nadie había a mi lado, no se acercaban y los periodistas decían que era miedo. La verdad que sí”.
También pide disculpas por haber lastimado adversarios. “(…) ahora, con los años, me arrepiento y lo siento. (…) no marcaba con mala intención, iba frontal, era fuerte, y bueno, ahí estaban las consecuencias. Por eso pido perdón y disculpas a las personas que lastimé”. Lástima que no reflexionó cuando jugaba.
Martínez era expulsado muy de vez en cuando pese a su discutible manera de actuar, porque amedrentaba a los árbitros con su sola presencia y cara de pocos amigos, y porque el reglamento del fútbol en aquellos años 80 era permisivo. Hoy, duraría poco en la cancha.
Fontana destacaba por su clase, pero también era famoso por su verborragia, sus rabietas, y su influencia en los árbitros con esa actitud canchera, muy rioplatense, que lo distinguía.
La diferencia entre uno y otro está clara. El Tano Fontana dejó huella por su clase, Martínez por su juego excesivamente brusco. Por eso, a uno lo respetaban y al otro le temían.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Concuerdo, por algo le decían ELIGIO DE PUTA(!)


fripp