El inglés David Beckham vendría a Bolivia pronto. Lo anunció Marcelo Claure, presidente de BAISA -la empresa que maneja al Club Bolívar-, quien se convirtió hace poco en socio del famoso ex futbolista.
¿Qué beneficio le traería al fútbol boliviano la presencia del millonario Beckham? Seguramente ninguno, al margen de que quizá el nombre del país sea publicado en diarios de todo el mundo, dada la imagen mediática del popular personaje.
En realidad, al fútbol boliviano le resultaría más beneficiosa la presencia de otro David, tan famoso como el ex jugador, la de David Seth Kotkin, más conocido como David Copperfield, el ilusionista estadounidense capaz de hacernos creer que cambia las cosas con su magia.
Quizás Copperfield pueda darnos una mano para vivir la ilusión de que el fútbol boliviano cambió, que a los dirigentes les sobran ideas, que el Gobierno coopera, que a los futbolistas les sobra calidad, que los clubes son fuertes, que las divisiones menores son atendidas como un preciado tesoro, y, por último, que la selección gana seguido.
Este es el David que nos hace falta, por lo menos para ilusionarnos con su mágico talento. El otro, la verdad, creo que no nos servirá para nada.
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