viernes, 22 de agosto de 2008

EL AMARGO SABOR DE UN TRIUNFO

Blooming hizo todo lo que estuvo a su alcance ayer ante Olimpia. Ganó el partido (1-0), pero no le alcanzó porque tenía que ganar por dos goles de diferencia (2-0 ó 3-1) al haber caído en el cotejo en Asunción por 2-4, y quedó afuera de la Copa Sudamericana.
Sí, por eso el triunfo tuvo un sabor amargo, porque le faltó el centavo para el peso habiendo sido, con aciertos y errores más que un equipo paraguayo que vino a hacer su negocio, a evitar que no le hagan goles en lugar de ir a buscarlos, a especular con la pérdida de tiempo, y terminó consiguiendo su objetivo. Era previsible y también es válido, aunque no guste mucho.
Blooming empezó siendo un equipo sólido en defensa, confuso en el mediocampo y tibio en ataque. Sin embargo, poco a poco se fue metiendo de lleno en el partido y como si sus jugadores se fueran dando cuenta que si bien uno puede apelar a los pases cortos, no puede dejar de lado el corazón, el temperamento ni la convicción para buscar el éxito.
Con Boyero en el banco (decisión que no comparto), en la primera etapa, al cuadro celeste le faltó alguien con alma de atacante, porque a Anderson, que es un buen jugador (hábil, técnico), muchas veces le falta el temple que se requiere en la zona caliente, y, además, tiende a escaparle mucho al área, juega casi siempre de espaldas al arco, lejos de los rebotes, de la posibilidad de aprovechar los yerros de los defensores rivales.
Blooming cambió cuando Gustavo Quinteros decidió el ingreso del atacante argentino en lugar de un desconocido Mojica, el de más bajo rendimiento. Los últimos quince minutos del primer tiempo empezó a jugar con mayor convicción, actitud que mantuvo en la media hora final. Buscó de todas las formas los dos goles. Llegó uno en la recta final y le faltó tiempo para lograr la hazaña. Estaba con uno menos por la injusta expulsión de Piombo, pero siguió buscando y terminó peleando hasta el final, como debe ser.
Su hinchada (la sana, que son mayoría, no la enferma y violenta, que es una pequeña minoría) premió el esfuerzo de los jugadores, su rebeldía en la adversidad, la voluntad, y el hecho de hacerlos sentir orgullosos de su equipo. Perdió ganando, que es como decir murió luchando.

No hay comentarios: