jueves, 13 de noviembre de 2008

NO SE ENTIENDE EL JUEGO

El fútbol es un juego, pero, al parecer, algunos no lo entienden así. Que ahora está rodeado de muchos intereses, principalmente económicos, es verdad, pero, finalmente, continúa siendo un juego.
No lo entienden porque no se aceptan muchas cosas que forman parte de su esencia, desde el resultado (adverso), escandalizan todo, ni entienden que es disputado por personas que juegan con las pulsaciones a mil y que pueden dejarse llevar por el temperamento, el aumento considerable de adrenalina, y, debido a ello, cometer errores.
Los partidos corren riesgo de desbordarse porque el estado de ánimo tiene mucho que ver, como quedó establecido, por enésima vez, en el clásico del lunes, que estuvo a punto de no terminar por cosas que hacen al juego, como es la burla y la reacción. Gozó Aguirre y le saltó el térmico al Gato Fernández. Fueron bien expulsados y seguramente recibirán la sanción que merecen. Punto y aparte.
Da la impresión que al árbitro Jorge Antequera le faltó personalidad, sin embargo convengamos que se hace difícil contener a un grupo desbordado. Tendrá que recapacitar, Antequera, como también muchos actores de la tragicomedia del lunes, pero tampoco es para mandar a la hoguera a nadie.
La pasión desmedida les juega una mala pasada también a quienes deberían reencauzar las aguas y la vez evitar que la sangre llegue al río, y a ayudar a entender, a quienes no entienden, que este juego tiene esas cosas, muchas veces ingratas, que cuestan aceptar pero que hay que hacerlo para que la convivencia sea dentro de un marco pacífico.
Asimismo, el análisis desapasionado queda de lado y la opinión flamígera gana terreno. Desde un imaginario púlpito, algunos periodistas y algunos pseudo periodistas (que reciben con gusto y sin ruborizarse el título otorgado arbitrariamente por algunos medios por escribir algunas líneas o decir unas cuantas palabras) critican todo y llaman a la paz apuntando sus dardos a unos en defensa de otros.
Decía el escritor irlandés Oscar Wilde, "el fútbol está muy bien para chicas toscas, pero es apenas conveniente para chicos delicados".
Sin querer hacer apología de la violencia, el fútbol tiene estas cosas, hay que entenderlo como es, y simplemente tratar de ayudar a poner paños fríos en vez de echar leña al fuego cuando las cosas están que arden.

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