Blooming esta vez no fue el mismo, tuvo otro semblante futbolístico, a diferencia de la semana pasada, y hasta logró quedarse con los tres punto ante Real Potosí (2-1).
Se puede decir también, en relación a su anterior actuación en casa (empate con Wilstermann), que ayer se notó la influencia de su director técnico, Gustavo Díaz, en la disposición táctica y en la intención de llevar a cabo una idea.
Sin llegar a llenar los ojos con su juego, Blooming realizó una aceptable tarea. No pasó muchos contratiempos defensivos, fue un poco más armonioso y contó con mayor aporte de algunas individualidades, que lo ayudaron a crecer.
Fue importante la tranquilidad del arquero Vaca, la entrega de Maldonado, la firmeza de Pedraza, los chispazos (con golazo incluido) de Loayza, y la generosidad con gol del paraguayo Lázaga.
La academia sacó una oportuna ventaja con dos lindos goles de Loayza y Lázaga, y manejó el partido sin mayores sobresaltos, pese a haber quedado con diez jugadores por la expulsión de Gómez. El gol potosino llegó en el último minuto de descuento.
De esa manera construyó un triunfo muy necesario, ansiado, por eso el grito de desahogo de Loayza, y el festejo de Lázaga, fundiéndose en un abrazo con el DT Díaz.
En un equipo, el entrenador es importante, pero la clave son los jugadores. Esta repetida verdad del fútbol quedó confirmada ayer en el Tahuichi. El conjunto es la suma de sus individualidades, al fin y al cabo.
Además, cuando hay un mensaje claro y jugadores comprometidos, todo parece más fácil. El Chavo contó con la colaboración de su vecindad y todo salió mejor.
Blooming necesita de la sapiencia de su joven técnico y del aporte de sus jugadores para crecer, y que lo que se vio ayer no sea una golondrina pasajera.
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