miércoles, 19 de octubre de 2011

ASÍ CUALQUIERA

A Bolívar lo persigue el estigma de ser ayudado por los árbitros. Y anoche, ante Real Potosí, aumentaron las razones para que sus rivales sigan creyendo que le dan una mano cuando las cosas no andan bien en un partido.
El árbitro Gery Vargas es el culpable de que las sospechas aumenten en este sentido. Solo a él pudo ocurrírsele que hubo falta en el área potosina sobre Jhasmani Campos, un jugador empecinado en tirarse al piso en cada jugada, otorgándole la posibilidad a Bolívar de empatar un partido en el que era controlado y por momentos superado por su rival.
Lamentable la actuación de Vargas, quien no fue imparcial, al contrario, inclinó en todo momento la balanza hacia el dueño de casa, que apenas tuvo un par de chances para llegar al gol y en ningún momento hizo méritos para ganar.
Real Potosí fue mucho más sólido, trabajó mejor en conjunto y contó con varias oportunidades para marcar la diferencia. Entre el árbitro, los postes, el golero Argüello y las imprecisiones se encargaron de negarle el triunfo.
Pese a la igualdad, los potosinos se mantienen al frente de las posiciones de la serie A y con la clasificación en el bolsillo.

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