lunes, 10 de octubre de 2011

CORAZÓN CALIENTE, CABEZA FRÍA

Pasó Uruguay y ahora viene Colombia. La derrota en Montevideo obliga a la victoria en La Paz para mantener viva la posibilidad de pelear por la clasificación al Mundial 2014  y no mermar las chances de entrada.
Que Brasil no quede tan lejos, esa tiene que ser la premisa del seleccionado nacional en el encuentro ante Colombia, ya que ganar en condición de local es la clave para mantener la ilusión de todos los bolivianos.
Esta vez, Bolivia tendrá que defender mejor y atacar más, mostrarse fuerte en cada pelota que le llegue al área e ir al frente con determinación, haciendo sentir al máximo su condición de dueño de casa y el hándicap con el que cuenta. La convicción es un factor fundamental para imponer condiciones.
Tomando en cuenta lo ocurrido en Uruguay, no hay que cometer los mismos errores. Por ejemplo, tener en cuenta las características de los jugadores de acuerdo al rival que se tendrá en frente. 
En Montevideo, ante un adversario que tiene buen juego aéreo, físico, de roce y atropellador, se optó por algunos que no eran la mejor opción para ello. Por citar un par de casos: Cristian Vargas no se caracteriza por ser un jugador de buen juego aéreo y Edivaldo tampoco está para el ida y vuelta (lo demostró en la Copa América).
En La Paz, las selecciones visitantes, por lo general, se refugian en su sector defensivo y tratan de sorprender con jugadas de contragolpe. El panorama se complica para el local porque al haber poco espacio donde se mueven los volantes que generan juego, la pelota queda en poder de los mediocampistas de contención, quienes no siempre toman buenas decisiones con ella.
El viernes, Robles y Flores tuvieron la pelota muchas veces y la entregaron mal en reiteradas ocasiones o demoraron tanto en pasarla que acabaron perdiéndola, generando varios contragolpes. Lo ideal sería que en la zona de contención jueguen un volante de marca, que sea una especie de centinela para no quedar mal parados, y un buen distribuidor de pelota para no caer en pelotazos frontales y divididos como argumento de juego.
El cuerpo técnico tiene que elegir a jugadores que entiendan el juego o, como se dice en estos tiempos, que "lea" bien el partido, que tome decisiones con inteligencia, porque, se sabe, el fútbol empieza en la cabeza y termina en los pies.
A Bolivia no le queda otra que encarar el partido con el corazón caliente y la cabeza fría. No será fácil pero las circunstancias lo obligan.

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