
Demoraron mucho en elegir y se quedaron con pocas alternativas, no contrataron a tiempo a un definidor, y terminaron incorporando jugadores lentos (especialmente en defensa y contención), algunos en la recta final de su carrera, que no le aportaron experiencia y terminaron siendo una carga.
La apuesta por Tucho Antelo acabó por perjudicarlos, porque el entrenador participó en el armado del plantel y luego renunció en la mitad de la primera rueda, decepcionado porque su equipo no funcionaba. Oscar Ramírez, Ricardo Lunari, Guillermo Jiménez ni Toninho consiguieron enderezar el rumbo y los azucareros sólo pudieron mantenerse un año como integrantes de la Liga.
Guabirá desnudó todas sus falencias a lo largo de la temporada, como plantel y como institución, demostrando que era muy frágil en ambos casos. Perdió consistencia y fortaleza como club, y no tiene una estructura de equipo profesional.
*foto La Razón
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