Guabirá está otra vez en la Liga. El equipo azucarero cumplió el objetivo que se puso el año pasado y lo consiguió demostrando ser el mejor de todos en el Nacional B.
El gran artífice de esta conquista es, sin duda, su presidente, Rafael Paz, quien se hizo cargo de un club casi destruido y en menos de un año le devolvió el entusiasmo con la pasión que lo caracteriza porque ama esos colores.
Rafo Paz volvió convencido de lo que quería y trabajó para armar un equipo competitivo que logre el ascenso de inmediato. Buscó jugadores jóvenes en la Asociación Cruceña de Fútbol e incorporó otros de experiencia, con el aval del director técnico Claudio Chacior, que lo secundó en la gran tarea.
La vigencia del argentino Juan Maraude y la aparición del juvenil Henry Justiniano, experiencia y vitalidad, refuerzan lo apuntado. Entre ambos se encargaron de anotar los goles que hacían falta para que Guabirá consiguiera su cometido.
El Turbo Cuéllar, los hermanos Ríos, Lorgio Suárez, Terrazas, Pinto, Ceballos, Molina, Cronenbold, Perico Rioja, Antonio Parada -hijo del recordado Germán Parada, veloz puntero en los años 70- y otros más, hicieron posible el sueño montereño.
Guabirá volvió a ser La Furia Roja, como le gusta a su presidente que lo llamen al equipo azucarero, y arrasó en el Nacional B pese a tener en frente rivales importantes como Ciclón de Tarija, Real Santa Cruz y Sport Boys.
Con el rojo en la Liga, el fútbol cruceño recupera un lugar y el fútbol boliviano agradecido porque la cantera tiene mayores posibilidades de seguir aportando jugadores como desde hace varias décadas.
Guabirá volvió al sitial donde tendría que estar siempre. Lo tiene bien merecido.
1 comentario:
Cada vez que sube desaparece el apoyo a los tres meses y a remarla solo los pocos dirigentes. Y el resultado el mismo. A la A.
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