Ayer se sacó de encima a The Strongest, un adversario incómodo, con la aparición oportuna del talentoso Mauricio Saucedo y un golazo del Colorado Hoyos, cuando el partido parecía complicarse más de lo esperado.
The Strongest, mejor plantado que otras veces, lo sorprendió temprano en uno de los varios desencuentros de la zaga central, en la que Schiapparelli no estuvo tan seguro, y le puso las cosas cuesta arriba con el gol de Ruiz y con el orden táctico que le impuso el argentino Craviotto.
Sin embargo, Oriente cuenta con otro atributo valioso para superar problemas: paciencia. Buscó y buscó el gol sin ansiedad. No era claro ni profundo y tampoco aprovechaba el talón Aquiles del Tigre, el lateral derecho, pero no aflojaba. No se deseperó y continuó en la búsqueda, con tranquilidad, la misma que muestra y transmite en todo momento desde el borde del campo Cuffaro Russo.
Hasta que Mauricio Saucedo decidió participar más del juego. A partir de ahí Oriente encontró la manera de cambiar la historia del partido. Primero encontró un hueco en el semicírculo para igualar con un zurdazo cruzado y luego anticipó a toda la defensa atigrada para conectar el frentazo y meter la pelota junto al palo.
El Tigre, caliente porque el desempate había llegado un minuto más tarde del tiempo de adición anunciado por el árbitro, se mostró un poco más ambicioso en el complemento y tuvo sus chances. En una de esas igualó el partido.
Pero Oriente tiene ese plus anunciado al principio, aquel que brindan los jugadores de jerarquía. Y apareció Hoyos para clavar la pelota en un ángulo. Peña dominó la pelota, esperó al lateral que venía a sumarse al ataque, y se la dejó servida para que sacara el derechazo i-na-ta-ja-ble.
Justo y necesario para sumar la tercera victoria al hilo y ratificar que, por lo general, la calidad siempre se impone.* Foto diario El Día.
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