Bolívar, aquel que, según algunos, pretende jugar "a la europea", volvió a mostrar su faceta criolla, bien boliviana, relacionada con la incapacidad para sacar ventaja del dominio del juego y hacer prevalecer la condición de local
No pudo cambiar la historia y nuevamente sorbió un trago amargo en la Copa Libertadores, cayendo ante Unión Española, que se quedó con la mitad del boleto que disputan ambos para llegar a la fase de grupos.
Anoche se repitió la cantaleta de que se merecía más ante un rival que hizo su negocio arriesgando poco y aprovechando mucho ese "poco", en uno de los descuidos y distracciones que siempre existen en el que está empecinado en atacar y obligado a ganar.
Unión Española no hizo nada nuevo, al contrario, aplicó la misma receta a la que recurren casi todos los que visitan el Hernando Siles: esperar, refugiarse en su campo la mayor parte del tiempo, salir de vez en cuando y, si se puede, contragolpear.
Bolívar fracasó una y otra vez en su intentó de lograr la igualdad, y acabó impotente, masticando bronca por su inoperancia ante el arco rival, con el sabor amargo de una derrota que lo dejó al borde de la eliminación, y la certeza de que su propuesta futbolística sigue siendo "made in Bolivia".
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