martes, 28 de septiembre de 2010

ÉRASE UNA VEZ UN TIGRE

A The Strongest no lo veo jugar muy seguido, sólo cuando viene a Santa Cruz, ya que la televisión abierta pasa muy pocos de sus encuentros (y de la mayoría, en realidad). Pero la vez que presencio sus partidos, está muy lejos del famoso equipo que llevaba bien puesto el apodo de "Tigre".
El alejarse de la tradición futbolística, de la línea histórica, de las raíces que bindaban una identidad, es común en nuestro clubes, sin embargo, creo que en The Strongest se nota más que un ningún otro.
Nunca le tuve simpatía a The Strongest, pero lo respeté siempre. No me gustaba porque "ensuciaba" los partidos, demoraban el juego, sacaban a los rivales, manejaban a los árbitros con su experiencia, etc, etc. Hacían su juego, lo que les convenía en determinado momento en el afán de sacar un buen resultado.
Pero lo respetaba porque contaba siempre con grandes jugadores, que a la vez conformaban equipos de jerarquía, duros, difíciles, con mucho oficio, expeditivos, utilitarios, temperamentales y ganadores.
Cuando venía The Strongest uno imaginaba un buen partido, con todos los condimentos, futbolísticos y extra futbolísticos, con un visitante jugando al filo del Reglamento (y a veces tomándose ciertas licencias) y un local al borde de un estado de nervios si no anotaba de entrada o se encontraba en desventaja.
Así fue durante muchos años, sin embargo, de un tiempo no muy lejano a esta parte, The Strongest no es ni la sombra de lo que era. Hay una diferencia notable en cuanto a jerarquía, e incluso de característica, entre jugadores de una y otra época.
El The Strongest que perdió el domingo en el Tahuichi fue un equipo endeble, sin un perfil definido, que cayó mansamente. No mostró garra ni juego, sólo entusiasmo en un par de chicos que en otras épocas no hubiesen ni asomado el banco de suplentes.
El Tigre de antes daba miedo, el actual, da pena (cuando juega en Santa Cruz). Lo siento por sus hinchas.

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