lunes, 25 de enero de 2010

CHAU, CHAU ADIÓS

Y Blooming despidió de la Copa AeroSur a Oriente. Pero a diferencia de Raúl Abramzon, el ex integrante de grupos como La Joven Guardia e Industria Nacional, que popularizó la canción con ese título (Chau, chau adiós) a mediados de los 70, Blooming no se arrepiente de este adiós.
Al contrario, Blooming disfrutó de haberle dicho chau a Oriente con el empate que se registró ayer en el estadio Tahuichi Aguilera, al que de verdad no le cabía un alfiler por la cantidad de gente que asistió para presenciar este nuevo duelo sin tregua.
Para los celestes que la distancia nos separe y decida por los dos, que cada uno siga su camino, porque así está establecido por la feligresía de estos dos bandos futbolísticos irreconciliables, que muchas veces incluso disfrutan más del dolor ajeno que la alegría propia.
Blooming terminó disfrutando y amargando a Oriente por méritos propios. Siempre estuvo un poco más cerca del triunfo si tenemos en cuenta las situaciones de real peligro, pero quedó contento con el empate porque era útil a sus fines. Había ganado el partido de ida y la igualdad le servía.
En la brega, la Academia se mostró otra vez como un equipo más sólido, un poco más compacto y con mayor oficio. Desarrollando con más soltura el libreto de Copito Andrada, utilitario, acomodándose a la situaciones del partido, o sea, si hay que marcar, se marca; si hay que contragolpear, se contragolpea; si se puede triangular y jugar bonito, se lo hace.
Oriente mejoró un poco en relación al anterior clásico, tuvo un poco más de ambición y le sentó bien la actuación del Conejo Arce, siempre desequilibrante por su habilidad y habilidad, aunque colectivamente se mostró inconsistente.
El clásico resultó intenso y terminó imponiéndose el oficio al entusiasmo. Por eso Blooming sigue en carrera y Oriente le dijo adiós a la Copa AeroSur de manera prematura.

* Foto El Deber

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