
Al contrario, es poco inteligente, tomando en cuenta que quienes tienen un poco de memoria recordarán que muchos de los ideólogos y defensores de esta medida de presión, hace dieciséis años, en 1993 concretamente, rompieron una huelga de su gremio futbolístico que pretendía ciertas reinvindicaciones... e integraron la Selección boliviana que participó en aquellas eliminatorias y logró la clasificación al Mundial Estados Unidos 1994.
Aquella vez el gremio se dividió y quedó herido de muerte. Incluso hay cicatrices que no cierran y rencores vigentes, porque quienes estuvieron más de medio año inactivos, sin trabajo y sin ingresos, debido a que se suspendió el campeonato, consideraron una traición la decisión de esos pocos que rompieron la huelga y jugaron en el seleccionado boliviano.
Entonces, resulta cuando menos llamativo que aquellos que no se sumaron a la huelga general en 1993, apoyen hoy el boicot a la Selección, pese a exponer al fútbol boliviano a un castigo de cinco años de parte de la FIFA por no disputar los partidos de las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica 2010.
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