miércoles, 16 de septiembre de 2009

¡POBRE FÚTBOL!

Indiferencia por allá, inoperancia por aquí y presiones un poco más acá. Y el fútbol boliviano como principal afectado.
El Gobierno no tiene voluntad ni planes de ayuda, sólo le interesa figurar; los dirigentes no son eficientes y, a muchos, los mueven sólo intereses particulares; los futbolistas se sienten víctimas de un sistema y exigen más de lo que les corresponde.

¡Pobre fútbol boliviano! Además, todo el mundo se siente un médico de turno, diagnostica y se apresura en dar recetas, pero en realidad lo único que hace es atentar contra su ya maltrecha salud, empeorarla.
Todos son responsables de su mal estado, por lo tanto, cada una de las partes tiene que aportar con lo suyo para que las cosas mejoren. Antes que nada, cada cual cumplir su rol y no usurpar funciones: el Gobierno apoyar y supervisar; los dirigentes planificar y ejecutar proyectos, cumplir y aplicar reglas; los futbolistas jugar, asumir responsabilidades y comprometerse con lo que hacen.
Hace falta un gran debate en el que participen representantes de las tres patas de esta mesa, gente idónea, con experiencia, despojada de intereses personales, conocedora del tema, que ayude a tomar el rumbo correcto.
Pienso que además de una reestructuración, es necesario elegir gente con voluntad de hacer, de construir, de generar un cambio cualitativo, que piense en el bien del fútbol y no en el beneficio personal, que viva para el fútbol y no del fútbol.
¡Basta de presiones y ambiciones personales! ¡Basta de oportunistas!

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