Ayer, fundió la hasta hace poco invencible Caldera del Diablo con un fútbol práctico, utilitario, y se mantuvo al frente en la tabla de posiciones, solo, con tres puntos de ventaja y un partido pendiente (con Universitario).
Oriente no se hizo problemas con el pésimo estado del campo de juego del estadio montereño, se adaptó al mismo modificando un tanto su manera de jugar, y liquidó a Guabirá en el segundo tiempo, en un encuentro de alternativas parejas.
El equipo de Cuffaro Russo dejó de lado el fútbol atildado, de pases cortos, ante la imposibilidad de jugar al ras del piso por lo desperejo que está la cancha, y se inclinó más por el pelotazo largo, al vacío, para sortear los pozos y, a la vez, explotar los espacios que dejaba Guabirá en el fondo.
Ante la ausencia, por lesión, del Conejo Arce y Mauricio Saucedo, Alcides Peña asumió el rol de atacante desequilibrante y acabó dándole el triunfo a los albiverdes, en una buena jugada de contragolpe, en el inicio del complemento.
A Guabirá le sobró ímpetu, como de costumbre, pero también, como es casi habitual, le faltó claridad a la hora de elaborar juego ofensivo y serenidad cuando se acercó al área grande de Oriente. Careció de peso ofensivo para aspirar a más.
Oriente volvió derrotado de Barranquilla, sin ninguna chance en la Copa tras caer ante Junior, pero se repuso rápido, y pasó un aviso a los que le disputan el liderazgo: ¡En casa mando yo!* Foto diario El Día.
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