martes, 1 de marzo de 2011

PUNTO FINAL

Aragonés recibe el cariño de sus excompañeros de Central Norte de Salta, en un amistoso como parte de la transferencia a Bolívar. Año 1976.
Carlos Aragonés se fue de Blooming. Finalmente, el empate ante The Strongest acabó con la relación del director técnico y la directiva celeste, que acordaron la rescisión de contrato por el flojo desempeño y los malos resultados en el inicio de temporada.
No es una despedida más, al contrario, porque es probable que esta sea el adiós definitivo de Aragonés y Blooming, el alejamiento para siempre del entrenador que más logros le dio a los otrora "millonarios" en su historia: dos títulos nacionales, en 1998 y 1999, que incluyen el segundo torneo del 98 y Apertura 99. 
El yacuibeño y la Academia tienen una relación especial desde hace muchos años. Fue en Blooming que Aragonés se acercó nuevamente al fútbol tras haber puesto punto final a su excelente carrera de futbolista.
Por si algunos no saben, Aragonés es uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol boliviano. Fue un volante de gran técnico y visión de juego. Se formó en Independiente de su Yacuiba natal; luego emigró, el 74, a la Argentina para destacar en Central Norte y Juventud Antoniana. Retornó al país en el 75 para triunfar en Bolívar y la Selección nacional, de la cual fue capitán y goleador durante mucho tiempo. El 81 se fue al Brasil para jugar en el Palmeiras y después en el Coritiba. Lo repatrió Destroyers en el 85, pero lo disfrutó poco por culpa de una seria lesión.
Aragonés fue contratado por Blooming como gerente deportivo y posteriormente se convirtió en ayudante de campo del chileno Raúl Pino y el uruguayo Cacho Silveira. Dirigió interínamente a los celestes el 89. Regresó el 98 y lo sacó bi campeón nacional.
Volvió en 2003, pero no le fue bien, confirmando aquello de que las segundas partes nunca son buenas. Retornó el 2010 y tampoco pudo repetir las exitosas campañas de los años 90. El 2011 es historia conocida.
Aragonés merecía otra despedida, sin duda, pero el fútbol también sabe de injusticias. Los resultados no lo ayudaron y se tuvo que ir de esta manera. Con un presente triste y un pasado lleno de gloria.

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