lunes, 23 de mayo de 2011

ROJA PARA TODOS

El fútbol boliviano corre el riesgo de caer en el caos a raíz de las deficiencias arbitrales y sus dirigentes ayudan a que el alboroto aumente en lugar de calmar los ánimos, sin tener en cuenta el perjuicio que están causando a la salud del campeonato liguero.
"La Federación Boliviana de Fútbol en atención a las últimas fechas del fútbol profesional, hará el seguimiento, control y supervisión de los arbitrajes a nivel nacional, y en el caso de encontrar errores arbitrales que incidan en el resultado de un partido se suspenderá de inmediato a la terna arbitral y se procederá al inicio de un proceso de investigación".
El comunicado de la FBF puede ser tomado como un acto demagógico, "pour la galerie", con la intención de liberarse de culpas o quedar bien demostrando "preocupación" y haciendo leña del árbol caído.
Adoptar una posición de inquisidores del arbitraje no es la mejor medida en este momento porque no soluciona el problema, al contrario, lo empeora, ya que pone en el paredón a los árbitros, les quita la poca credibilidad que tienen.  
Si se empieza a suspender al que se equivoca, llegará el momento en el que no habrá quién dirija los partidos, porque los errores existen y han existido siempre en un campo de juego. No aceptar esto, es no entender este juego.
Además, "proceder a una investigación" por sus yerros demuestra sospecha de dolo, que el error no es casual, es intencional para favorecer a unos y perjudicar a otros, algo muy grave porque se ingresa en el terreno del delito y la deshonestidad.
El arbitraje boliviano casi nunca fue bueno, no pasó de regular, con alguna que otra excepción, que siempre existe. Hoy sufre los mismos males, con la desventaja que la televisión los hace más vulnerables, porque se encarga de mostrar casi al detalle los incidentes de un partido.
Si no existe una mejoría es porque no están bien preparados ni bien elegidos, ya que no es cuestión de saber un Reglamento, también tiene mucho que ver la personalidad. Todo esto habría que evaluarlo al empezar la temporada y no al final.
El daño está hecho. El remedio elegido puede ser peor que la enfermedad. Una pena.

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