lunes, 30 de mayo de 2011

UNA MÁS Y VAN...¡DIECISIETE!

¡Bolïvar campeón! La academia paceña volvió por sus fueros ayer y escribió una nueva página exitosa en su rica historia, al sumar su decimoséptima estrella desde que se creó la Liga del Fútbol Profesional, en 1977.
Sin el brillo de las anteriores, conseguidas por equipos que marcaron época gracias a sus individualidades y juego colectivo, ésta suma igual que las otras y reactiva el orgullo de los hinchas celestes, que embriagados de alegría, seguramente pasarán por alto el pequeño "detalle".
No habrá hoy un Aragonés o un Troncone, menos un Chichi Romero, tampoco un Borja o un Vladimir Soria, ni un Zurdo López ni Hirano, ni siquiera un Baldivieso o el Diablo Etcheverry, es cierto, pero están éstos, los artífices de esta nueva vuelta, comandados por el uruguayo Ferreira, que reúne algo de la estirpe de los anteriores.
Comparaciones odiosas, sí, pero inevitables en un club de tanta historia, que supo erigirse en una especie de "crédito" nacional, como se les llamaba a los equipos representativos en otras épocas, gracias a su brillantez. Nos mal acostumbró con su riqueza y nos volvió exigentes, por eso, aún a riesgo de parecer desubicados, reclamamos grandeza incluso hoy, en la victoria.
Fue justamente el uruguayo Ferreira, abanderado (junto al argentino Lizio, ausente ayer) de un  fútbol que se extraña, quien apareció en el momento justo para iluminar una tarde opacada por el juego y encender la ilusión de los hinchas que sufrían en las tribunas repletas, luego del gol de La Paz FC.
Dos apariciones suyas despejaron los nubarrones que amenzaban con aguar la fiesta. Un pase magistral para que defina el brasileño Zé Carlos y una zambullida suya, de goleador nato, para dar vuelta el marcador y acariciar la gloria.
Al final, la academia hizo lo que debía para ser campeón: ganar. Algo que no pudo hacer Real Potosí, el otro aspirante. Sacó ventaja en el momento decisivo y se quedó con un torneo marcado por la irregularidad, que estuvo para cualquiera.
¡Bolívar campeón! Diecisiete trofeos en su estantería. Sí, da para gritar: ¡traigan vino, que copas sobran! 

* Foto diario Jornada.

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