jueves, 31 de marzo de 2011

OTROS TIEMPOS

Marzo de 1973. Wilstermann retorna de Buenos Aires y sus hinchas reciben como héroes a los jugadores por haber igualado 2 a 2 con River Plate en el estadio Monumental, por la Copa Libertadores de América.
El brasileño Milton Teodoro Joana  (36´) y el chileno Gangas, de Penal (89´), anotaron para los aviadores, en tanto que El Puma Morete y Daniel Onega convirtieron para los millonarios, en aquel empate considerado una proeza.
Wilstermann, que participaba junto a Oriente Petrolero, no corrió la misma suerte con San Lorenzo y cayó por 3-0, sellando su eliminación.
El cuadro cochabambino ganó los tres partidos en condición de local, sin embargo no le alcanzó por la gran campaña de San Lorenzo, que incluso venció a Oriente en el otrora estadio Willy Bendek.
Pese a haber retornado eliminado, sus hinchas les rindieron tributo. Eran otros tiempos, sin duda. Hoy, el exitismo no permite valorar esfuerzos ni actuaciones decorosas.

Y LA TRIBUNA SE VINO ABAJO...

El 19 de junio de 1971 era un sábado normal, apacible, para la población cruceña, y los futboleros apuraban el almuerzo para ir al Estadio Departamental para presenciar una de las habituales jornadas dobles, que tendría como "plato fuerte" el clásico local entre Blooming y Oriente Petrolero.
La tranquilidad sabatina se acabó con el estruendo que provocó el desmoronamiento de la tribuna de Preferencia que estaba en construcción. La mitad de la misma quedó convertida en escombros.
"Eran las 12.10 horas, cuando la población fue sorprendida con un fuerte ruido. De haberse registrado el accidente una hora después, muchas personas del público habrían sido víctimas", informó el diario paceño Presencia.
Ese día tenían que medirse La Bélgica y Destroyers en el preliminar, y Blooming con Oriente en el cotejo de fondo, por el torneo de la Primera A de la Asociación Cruceña de Fútbol.
"La tribuna estaba siendo construida por la empresa "Conbo" por el valor de 1.800 pesos bolivianos (...), y se esperaba inaugurarla el 24 de septiembre, en homenaje a las efemérides de Santa Cruz", indicaba la nota del corresponsal de Presencia.
Tres semanas antes, tres mil espectadores habían colmado la tribuna en construcción para ver al Santos de Brasil, en realidad a Pelé, "O Rei"  del fútbol en aquella época, que se midió a Oriente y a un combinado local.
El desastre fue calificado como "una desgracia con suerte" porque no hubo víctimas.

martes, 29 de marzo de 2011

ALGO ES ALGO

El árbol no logra tapar el bosque. Bolivia está como el color de su camiseta, verde, muy verde. El empate ante Guatemala no está mal, pero no consiguió disimular las grandes falencias que tiene como equipo el seleccionado nacional.
Tuvo una leve mejoría en relación a la derrota frente a Panamá, es cierto, aunque sin llegar a conformar, porque volvió a mostrarse frágil en todos los sectores, insegura en defensa, débil en el mediocampo y sin volumen de juego en ataque.
Lo mejorcito del partido lo hizo tras el gol de Pedriel, que conectó con la cabezazo un buen centro de Campos. A partir de ese momento, el cradro nacional creció y se animó a atacar con mayor decisión.
Luis Gutiérrez fue lo más destacado de la Selección. Sólido en la marca, a diferencia del resto de sus compañeros de zaga. Cardozo volvió a cumplir una aceptable tarea. Galarza realizó buenas atajadas en el poco tiempo que estuvo en la cancha. Y Pedriel apareció en el momento y el sitio justo para el empate.
Robles realizó un aceptable trabajo, con mucho despliegue, en la contención, en tanto que Joselito Vaca y Jhasmani Campos cumplieron una regular actuación.
Raldes, Rodríguez y Rivero tuvieron una mejor noche que la del viernes, pero no les alcanzó para darle solidez a la defensa. Castillo no estuvo en una jornada afortunada y Flores fue otra vez uno de los puntos más flojos.
La selección está en plena construcción, por lo tanto, habrá que tener paciencia, tomando en cuenta que un buen equipo no se arma de la noche a la mañana, mucho más en un fútbol como el nuestro, con tantas carencias. 
Los amistosos son importantes y necesarios para foguearse y crecer. Ayer, hubo un mínimo avance. A nada, algo es algo, como que un empate es mejor que una nueva derrota.

lunes, 28 de marzo de 2011

EL FÚTBOL CAMACHISTA

El 1963 no es un año cualquiera para el fútbol boliviano, al contrario, es una fecha especial que lo marcó para siempre, por haber obtenido el mayor logro de su historia y por el estilo de juego que lo llevó a la cima y le dio identidad un largo tiempo. 
Bolivia conquistó aquel año el Campeonato Sudamericano con una manera de jugar que acabó siendo su distintivo durante un par de décadas, el de la mítica y siempre ponderada garra, pariente muy cercana del amor a la camiseta.
Por eso, aquel hecho histórico se recuerda siempre, especialmente cada marzo, mes en el que desarrolló el certamen y en el que se consagró campeón, venciendo a Brasil.
La impronta de ese estilo, consistente en surcar la cancha con el esfuerzo y regarla con sudor, era un patrimonio de aquel seleccionado, pero ante todo de su capitán, Wilfredo Camacho, centre half , volante de contención de temperamento y personalidad, de gran influencia sobre el resto del plantel.
Camacho, según testigos de la época, personificaba al futbolísta ideal de los bolivianos en aquellos tiempos, por su entrega, valentía, mentalidad ganadora y fortaleza física. No se achicaba ni se daba por vencido nunca.
Un hecho del partido con Argentina  pinta de cuerpo entero al capitán boliviano: El Gato Andrada desvió al córner un penal a Max Ramírez en el minuto 86, con el partido 2 a 2. Mientras todos se lamentaban, Camacho estuvo atento al tiro de esquina de Fortunato Castillo y anotó el 3-2 con un potente cabezazo, dándole la posibilidad a Bolivia de definir el título con Brasil.
Bolivia tenía grandes jugadores en sus filas, como Ramiro Blacut, elegido el mejor del Sudamericano; el Maestro Ugarte, el chaqueño Fortunato Castillo, los cochabambinos Tutula Alcócer y Ausberto García, sin embargo, al equipo lo distinguió la garra, su fe inclaudicable, que lo ayudaron a imponerse a los más fuertes.
Después del ´63, se empezó a añorar "la garra camachista" o "el fútbol camachista". Cada vez que a la Selección nacional le iba mal, los diarios hacían notar que faltaba la impronta camachista, la famosa garra, el amor a la camiseta.
Este argumento se convirtió en un lugar común en los diarios y programas radiales, incluso en los primeros años de la televisión boliviana, pero se fue diluyendo de a poco, cuando el fútbol boliviano empezó a cambiar, a tornarse más técnico, con la aparición de futbolistas, en especial cruceños y chaqueños, de gran calidad.
Los Messa, Limberg Cabrera, Aragonés, Chichi Romero, Góngora, Taborga, Chocolatín Castillo, Etcheverry, Milton Melgar, Erwin Sánchez, Baldivieso, entre otros, obligaron a un cambio de estilo, que aún no termina de imponerse.
Entonces, el "fútbol camachista" era un sello distintivo en una época en que el fútbol no se aferraba tanto a las tácticas ni a las estrategias, en el que la garra era un valor imprescindible, y muchas veces suficiente, para aspirar a la victoria.
La Selección del ´63 nos dejó un título y ese legado futbolístico, que la convierten en inolvidable.

sábado, 26 de marzo de 2011

POCO PARA RESCATAR

Bolivia volvió a ser víctima de sus flaquezas y sumó su segunda derrota en la era Quinteros, al caer anoche en su visita a Panamá. La primera la sufrió en el polémico encuentro con Letonia.
Poco para rescatar en un partido en el que a la Selección boliviana le costó asumir el protagonismo por la floja tarea del mediocampo y la inestabilidad de la defensa, que se complicó con la velocidad de los panameños.
Bolivia, además, siente mucho el bajón de algunos jugadores que podrían ser muy importantes por su experiencia, pero que, como ayer, terminan siendo un problema por su insolvencia en el juego.
Por ejemplo, Raldes está lejos del zaguero que lideraba la defensa con jerarquía. Se lo vio lento y sin reacción, y, encima, irascible, discutiendo demasiado con el árbitro y los rivales.
Álvarez está inseguro en la marca, no se proyecta casi nunca y abusa de los pelotazos largos, a dividir, que terminan favoreciendo al contrario. 
Rodríguez, que habitualmente jugaba como zaguero central, no termina de afirmarse como lateral derecho. No realiza bien las coberturas y termina mal las jugadas la vez que se proyecta.
En el mediocampo, Flores confunde temperamento con torpeza, golpea mucho y recupera poco la pelota. Carece del "timing", la sincronización del tiempo y distancia, que es clave para su puesto de volante central.
Miguel Loayza se aturdió con el ímpetu y la velocidad de los panameños, por eso aportó a cuentagotas con su habilidad y claridad para jugar.
En el ataque, Ricardo Pedriel casi no participó, tocó pocas veces la pelota. Demasiado frío, casi indiferente, en un partido que necesitaba de movilidad para ayudar a generar juego.
Para mí, lo más rescatable fue la actuación de José Alfredo Castillo. El atacante de Estudiantes Tecos no se quedó estático, se movió constantemente, se mostró siempre para recibir la pelota, retrasándose y yendo a los costados. Actuó de acuerdo a las necesidades del seleccionado, que genera poco y nada en ataque.
Nacho García mejoró bastante en relación a lo que viene haciendo en Bolívar, cometió pocas faltas y se equivocó menos con la pelota. Es un jugador a recuperar, muy importante para el mediocampo.
Ruddy Cardozo impuso su habilidad por momentos. La Selección necesita mucho más de él, es cierto, pero no se amilanó, intentó siempre con su gambeta ante la falta de socios para jugar la pelota.
El golero Arias no tuvo nada que hacer en los goles, y Marvin Bejarano, que sustituyó a Álvarez, le dio más dinámica al lateral izquierdo, trató de ser salida y apoyar en ataque.
A Gustavo Quinteros le queda mucho trabajo por delante, aunque no hay tiempo para lamentos, Bolivia tiene otro partido amistoso el lunes, esta vez ante Guatemala. 
Que la tercera sea la vencida. Ojalá.

* Foto diario El Día.

viernes, 25 de marzo de 2011

¡POR FIN..!

No hay mal que dure diez años, ni hinchada que lo resista... Oriente acabó ayer con la racha negativa de nueve años sin triunfos en la Copa Libertadores de América, derrotando al León de Huánuco.
El último triunfo lo había conseguido ante el paraguayo 12 de Octubre (1-0, José alfredo Castillo), en abril de 2002, año menos amargo que los posteriores para los bolivianos en la Copa, ya que Bolívar ganó de visitante a Atlético Paranaense de Brasil (2 a 1, Edgar Olivares y Botero), y Real Potosí logró una sorprendente e histórica victoria ante Peñarol por 6 a 1 ( Raúl Cardozo, Cristian Reynaldo (3), Darwin Peña y Wílder Zabala), en la Villa Imperial.
Y Oriente volvió festejar en el Tahuichi Aguilera después de tanto tiempo con goles de los jugadores más destacados en este encuentro, Jhasmani Campos y Alcides Peña, y con el Colorado Hoyos en su formación, único sobreviviente de aquella celebración ante el cuadro guaraní.
Ayer, Oriente fue superior al mediocre equipo peruano, le convirtió dos goles pero pudo haber conseguido una diferencia mayor si hubiese sido más efectivo y si contara con un delantero de área más contundente.
Por lo menos se sacó el amargo sabor de la derrota y le brindó a su hinchada un esperado triunfo. ¡Ya era hora!

* Foto diario El Deber.

jueves, 24 de marzo de 2011

LLENOS DE NOSTALGIA

La Selección boliviana del 94 convoca multitudes. Cada presentación suya para recaudar fondos destinados a los damnificados de los desastres naturales que azotan al país, convoca a miles de personas.
El equipo de los ex mundialistas se ha convertido en un fenómeno llamativo por la reacción que provoca en el público, que acudió con gran entusiasmo a las citas solidarias que se llevaron a cabo en La Paz, Oruro y Cochabamba, en las últimas semanas.
La solidaridad de la gente llenó los estadios de las tres ciudades y convirtió los partidos en fiestas populares, en las que se evidencia el cariño y el agradecimiento a quienes les brindaron una de las más grandes alegrías en el fútbol, clasificando a Bolivia al Mundial de Estados Unidos, en 1994.
El Diablo Etcheverry, El Loco Trucco, Milton Melgar, Platiní Sánchez, Ramallo, Pichicho Borja, Sandy y compañía, están viviendo, seguramente, una nueva luna de miel futbolística, a unos cuantos años de su retiro, gracias al cariño que les brinda el público como en sus mejores tiempos.
Todos los gestos cariñosos, emotivos, solidarios, tienen que ver, creo, con la nostalgia que habita en el boliviano, con la añoranza de los éxitos conseguidos por este grupo de futbolistas, comandados por el vasco Xabier Azkargorta.
Después de aquella histórica participación, Bolivia comenzó un declive que hoy la tiene nuevamente, como en viejas épocas, entre las peores del continente, con un estigma de equipo perdedor que hace trizas la autoestima futbolera nacional y que a la vez provoca desconfianza y un distanciamiento entre el hincha y la selección.
Ahí, en el recordado éxito, radica este romance entre el público y el viejo seleccionado. Por eso la gente acude en masa a los estadios y los llena de cariño y nostalgia.

lunes, 21 de marzo de 2011

ORO NEGRO

The Strongest consiguió un triunfo tranquilizador ante Aurora, en Cochabamba. Fue como conseguir petrolero cuando parecía empezar a faltarle combustible en plena competencia, con el riesgo de quedar rezagado.
El gol del panameño Addles le dio la victoria que le permite continuar en carrera con posibilidades de mantenerse en la pelea por los primeros lugares y, asimismo, despejar algunas dudas que empezaron a surgir tras un par de empates.
The Strongest recuperó terreno a costa de un Aurora que se había hecho fuerte de local y que desde que arrancó el torneo se mantiene en el grupo que trata de no perderle pisada a Oriente Petrolero, por lo que su triunfo es de gran valía.
Otros de los visitantes victoriosos, fueron los potosinos, Real se impuso a Universitario en el "clásico del Sur", mientras que Nacional le arrebató los tres puntos a La Paz FC en El Alto.
Bolívar también ganó fuera de casa, aunque de manera polémica, superando a Real Mamoré 2 a 1. Los benianos protestaron porque les anularon el gol del empate en el último minuto por una posición adelantada que no existió.

* Foto diario El Día.

LA BELLA DURMIENTE

Blooming dormía plácidamente hasta que lo despertaron con dos goles tempraneros, que cayeron como baldazos de agua fría en el propio Oruro.
San José, como buen santo, se aferró aquello de que al que madruga Dios lo ayuda, y definió rápido el partido ante un Blooming sorprendido en su inocencia y... somnolencia.
Con lo que le cuesta habitualmente a Blooming en el estadio Jesús Bermúdez, los traspiés convirtieron el escenario orureño en una cuesta mucho más empinada de lo habitual, obligándolo a un esfuerzo mucho mayor para intentar cambiar la historia.
Si los goles se convierton en una carga pesada, la expulsión de Gómez fue un obstáculo más a superar. La Academia hizo el esfuerzo, empujado por su amor propio, descontó y hasta pudo empatar, aunque, también es cierto, San José tuvo ocasiones para ganar por mayor margen, pero no las aprovechó.
Blooming sigue confrontando problemas que lo convierten en un equipo inestable, superable, al que le cuesta trabajar en bloque por las característica de sus mediocampistas, demasiados lentos, la mayoría de ellos.
La derrota vuelve a ponerle freno en la tabla y lo relegó a la zona baja, lejos de la punta.

¡EN CASA MANDO YO!

Oriente no puede en la Copa Libertadores de América, pero en la Liga no afloja. 
Ayer, fundió la hasta hace poco invencible Caldera del Diablo con un fútbol práctico, utilitario, y se mantuvo al frente en la tabla de posiciones, solo, con tres puntos de ventaja y un partido pendiente (con Universitario).
Oriente no se hizo problemas con el pésimo estado del campo de juego del estadio montereño, se adaptó al mismo modificando un tanto su manera de jugar, y liquidó a Guabirá en el segundo tiempo, en un encuentro de alternativas parejas.
El equipo de Cuffaro Russo dejó de lado el fútbol atildado, de pases cortos, ante la imposibilidad de jugar al ras del piso por lo desperejo que está la cancha, y se inclinó más por el pelotazo largo, al vacío, para sortear los pozos y, a la vez, explotar los espacios que dejaba Guabirá en el fondo.
Ante la ausencia, por lesión, del Conejo Arce y Mauricio Saucedo, Alcides Peña asumió el rol de atacante desequilibrante y acabó dándole el triunfo a los albiverdes, en una buena jugada de contragolpe, en el inicio del complemento.
A Guabirá le sobró ímpetu, como de costumbre, pero también, como es casi habitual, le faltó claridad a la hora de elaborar juego ofensivo y serenidad cuando se acercó al área grande de Oriente. Careció de peso ofensivo para aspirar a más.
Oriente volvió derrotado de Barranquilla, sin ninguna chance en la Copa tras caer ante Junior, pero se repuso rápido, y pasó un aviso a los que le disputan el liderazgo: ¡En casa mando yo!

* Foto diario El Día.

viernes, 18 de marzo de 2011

TRAGO FATAL Y LETAL

Oriente comprobó anoche, ante el Junior de Barranquilla, que la fatalidad existe en el fútbol. Cuando mejor estaba, el partido se le empezó a complicar, fue sumando contratiempos y acabó sorbiendo el trago más amargo de esta versión de la Copa Libertadores de América. 
Sí, el de anoche fue el trago más amargo porque quedó eliminado y porque perdió un encuentro que pudo y debió haberlo ganado, por necesidad y por méritos, considerando que se puede hablar de merecimientos cuando se hace más que el adversario.
Oriente jugó mejor el primer tiempo, tuvo la pelota en su poder mucho más tiempo, generó situaciones de gol e incluso se puso en ventaja. Sin embargo, las lesiones, la ansiedad y un penal, en acción controversial, le jugaron una mala pasada.
El esguince de tobillo de Saucedo, la distensión muscular de Arce, la expulsión de Aguirre y el excesivo celo del árbitro, fueron las fatalidades que pusieron fin a la ilusión del cuadro albiverde, que habían crecido tras el buen primer tiempo y mucho más luego del golazo de Campos.
Que un equipo se empiece a desarmar a causa de situaciones fortuitas, inesperadas, es un problema, sin duda, aunque Peña y Fernández, sustitutos de Saucedo y Arce, no desentonaron. También, incide, y mucho, quedarse con uno menos, aunque Aguirre fue el culpable de tal situación y no el árbitro.
¿El penal? Las imágenes de televisión no fueron tan claras como para hablar con contundencia de la acción. Queda la duda de si hubo falta, aunque tampoco podemos afirmar que Hoyos no desestabilizó al atacante del Junior. Quienes transmitían por tv tenían la misma imagen que nosotros, no estaban in situ, así que no me fío de su opinión.
A Oriente pudo haberle ido mejor, es cierto, pero no perdió por culpa del árbitro. Le faltó peso donde las papas queman. En su área y la ajena. Así de simple.

lunes, 14 de marzo de 2011

HAY MEJORES DÍAZ

Blooming cambió el semblante al vencer a Guabirá. Pasó de las caras largas provocadas por esos días de perros que nunca faltan en el fútbol, a los rostros sonrientes producto de mejores días que tienen que ver con buenos resultados. 
Además, nunca faltan días de suerte. O si no, que lo diga Oscar Díaz, que se reencontró con el gol apelando a su oportunismo y también con la ayuda de la diosa fortuna, cuando Blooming más lo necesitaba, en el torneo y en el partido.
También la tuvo el debutante DT celeste Teté Quiroz, y lo mismo el repatriado Limberg Gutiérrez, que en la primera que tuvo le puso una pelota en la cabeza al paraguayo Ortiz para que abriera el marcador en un partido bravo, difícil.
De esa manera la Academia le echó una baldazo de agua fría a una Caldera del Diablo que hervía con el entusiasmo de los montereños, orgullosos con la etiqueta de equipo invencible en su reducto, que lucía Guabirá, e ilusionados con sumar un nuevo triunfo a la racha victoriosa de quince partidos. 
Blooming trató de ser ordenado, intentó controlar la pelota y atacar con decisión. El primer objetivo lo cumplió; el segundo, a medias, por la imprecisón de sus jugadores y el pésimo estado de la cancha; y el tercero lo llevó a cabo unas cuantas veces, aunque lo suficiente para liquidar el pleito (el segundo gol fue una gran jugada de contragolpe).
Guabirá mostró mucho entusiasmo pero pocas ideas para llegar al gol, además se encontró siempre con un arquero Galarza, atento, sólido y bien ubicado, que mantuvo el arco celeste en cero.
Blooming sigue siendo desprolijo e impreciso. Y si bien es cierto que el resutado es importante, también lo es la manera en que se lo consigue. Por lo tanto, Teté Quiroz tiene trabajo por delante.

* Foto diario El Día.

SEIS HOYOS EN EL ORGULLO

 Hoyo 1. ¡Pobre Bolívar! Quién lo viera y quién lo ve. Qué lejos de esos grandes equipos celestes que visitaban el estadio cruceño infundiendo respeto y admiración, por su historia, su estirpe, su mentalidad ganadora y la jerarquía de sus jugadores.
Hoyo 2. Este que dirige Ángel Guillermo Hoyos no es ni la sombra de "aquellos" Bolívar. Es cierto que los tiempos cambian y que el decaimiento futbolístico de Bolívar ha sido paulatino, sin embargo, lo que mostró ayer fue penoso, teniendo en cuenta los antecedentes apuntados.
Hoyo 3. Vimos ayer a una academia paceña sin jerarquía, confundida, insegura, que se defendió muy mal y que no atacó casi nunca, con algunos jugadores con muy bajo nivel de juego (García, Álvarez, Frontini, Rivero, Zé Carlos), y otros desaprovechados (Cardozo, Lizzio).
Hoyo 4. ¿Qué pretende Hoyos? La verdad que no se entiende muy bien, y, al parecer, los jugadores tampoco interpretan lo que les pide, ni se sienten muy cómodos con su idea, dada la inseguridad que transmiten.
Hoyo 5. Además, este Bolívar se vino abajo en la adversidad, perdió el rumbo, mostrando una llamativa fragilidad grupal, y también mental. Se desconcentró, se dispersó y acabó dejando una imagen patética dentro del campo de juego.
Hoyo 6. No es la primera vez que juega mal, al contrario, muy pocas veces conformó su rendimiento, pero la de ayer fue su peor versión, sin duda. Recibió seis goles y pudieron ser muchos más. Hay algo que no funciona.

* Foto diario Los Tiempos.

SIMPLEMENTE, MAURICIO

Mauricio Saucedo, genio y figura, autor de los primeros cuatro goles de una tarde soñada para Oriente Petrolero, sus hinchas, dirigentes, jugadores y cuerpo técnico.
Saucedo, armador devenido en artillero, hizo gala de oportunismo, picardía, inteligencia, categoría y frialdad en el área rival, ante una defensa indefensa a causa de sus desinteligencias, ineptitud individual, impericia y fragilidad colectiva.
Lo de Saucedo fue de manual. En el primer gol, reaccionó antes que nadie ante un remate defectuoso de Jasmani Campos y anotó de cabeza. En el segundo, corrió cuarenta metros para marcarle el pase a Aguirre, que se la entregó justa, y definió "como los dioses", con toque sutil, por encima del arquero Argüello. Después aprovechó un pase de Joselito para colocar la pelota, con clase y destreza, lejos del golero. Por último, le puso la frutilla a "su" torta, amagando en el área y desparramando defensores, para luego definir con gran jerarquía.
Saucedo, goleador de la tarde, de Oriente y del torneo liguero, empezó a escribir, por fin, su nombre propio. De a poco dejó de ser "el hijo de Saucedo Landa", aquel otrora gran puntero derecho del propio Oriente, Universidad, La Bélgica, Real Santa Cruz, Blooming y la Selección nacional.
Hoy, es, simplemente, Mauricio Saucedo, el talentoso y cerebral volante albiverde; el que tuvo mucho que ver en fiesta de ayer en el Tahuichi, el que le alegró la vida a los orientistas y el que les amargó la tarde a los bolivaristas.

LA FIESTA DEL GOL

Oriente le hizo pagar a Bolívar todos todos los males que sufre en la Copa Libertadores de América, en una tarde histórica para ambos, para uno por la fiesta inolvidable llena de gol, y para el otro por la vergonzosa caída. 
El albiverde fue, esta vez, toda efectividad y se convirtió en un verdugo implacable del cuadro celeste, propinándole una de las peores derrotas en suelo cruceño desde que cambas y collas empezaron a medirse en torneos nacionales.
Oriente no tuvo miramientos con la mediocridad de Bolívar y fue demoliéndolo de a poco, con el talento y la inspiración goleadora de Mauricio Saucedo, autor de cuatro de la inolvidable media docena.
Para algunos, la expulsión tonta, ingenua, tras un par de actitudes inmaduras de un jugador experimentado como Nacho García, inclinó la balanza totalmente a favor del local. Sin embargo, García jugaba uno de sus peores partidos (uno más y van...), Bolívar deambulaba sin norte definido, y, me parece, que ni siquiera con doce en la cancha podría haber evitado la catátrofe.
Es que en el Tahuichi hubo dos equipos muy distintos. Uno, Oriente, con las ideas claras, definidas, con determinación y jugadores inspirados; otro, Bolívar, inseguro, con un libreto mal aprendido, inexpresivo y jugadores que no atraviesan un buen momento.
Además, Cuffaro Russo insiste en su idea futbolística, que es muy simple, jugar "al fútbol", aprovechando la técnica de sus jugadores, sólo realiza ajustes, como la inclusión de Meleán, de buen partido (pulcro, simple, atento), en el mediocampo, en busca de mejor distribución y mayor orden.
En cambio, Hoyos cambia y cambia. Ayer, ubicó a Álvarez (desconocido, como García) como un extremo izquierdo, a García como segundo volante también por la izquierda; Cardozo por derecha, Lizzio (lo mejorcito de la Academia) por cualquier lado y el brasileño Zé Carlo cerca, aunque desconectado del resto.
Oriente era una sensación de gol permanente, tenía todas las facilidades para jugar, y sus jugadores lo hacían a placer, para deleite de sus hinchas, regocijados por el buen juego, los lujos y la paliza que los dejaba otra vez solos en la punta.
Bolívar era un caos... Cardozo y Lizzio realizando coberturas defensivas para evitar que el desastre sea mayor en una jornada para el olvido. El segundo tiempo fue un sufrimiento para los paceños porque Oriente parecía un tsunami futbolístico, imparable.
Oriente volvió a ganar, gustar y golear, a estar otra vez bien arriba, y sus hinchas a confiar en su juego, por eso dejaron el estadio con las manos rojas de tanto aplaudir. No podía ser de otra manera.


* Foto diario El Día.

viernes, 11 de marzo de 2011

FIGURA REPETIDA

Cada vez que la frustración nos invade a causa de los fracasos de los equipos bolivianos en torneos internacionales, nos preguntamos una y otra vez lo mismo de siempre "¿por qué?", y la respuesta es también siempre la misma, "falta definición, no sabemos hacer goles".
Desde hace tiempo sostenemos que la falta de gol es un rasgo distintivo de nuestro fútbol, y, lastimosamente, ese punto débil, es la clave de este juego. Sin capacidad para el gol, se está destinado al fracaso y frustración permanentes.
Además, para colmo de males, como si la incapacidad para el gol no fuese suficiente, los equipos bolivianos defienden mal. Es decir, se equivocan permanentemente en las dos áreas, la propia y la ajena, y así, es muy difícil aspirar al éxito futbolístico.
Basta remitirse a la Tabla General de la Copa libertadores de América para corroborar esto. Los equipos bolivianos tienen bajo promedio de gol a favor y alto promedio de goles en contra.
En consecuencia, no andamos bien con los fundamentos del fútbol, la defensa y el ataque, seguimos en pañales, continuamos siendo débiles en cuestiones básicas, por eso otorgamos ventajas que terminan facilitando los triunfos a nuestros rivales, que ni siquiera necesitan jugar bien para ganarnos.
Si la anemia de gol es un problema ancestral en nuestro fútbol, y a nuestros delanteros les cuesta una enormidad convertir en torneos internacionales, y su promedio de gol es insignificante, entonces, no es una buena idea recurrir sólo a ellos para afrontar los certámenes como la Copa Libertadores o la Copa Sudamericana.
Oriente lo sufre en carne propia esta vez porque no cuenta con definidores ni "especialistas" en la materia, sus alternativas de ataque tienen bajo promedio de gol, y, además, sus volantes demostraron que les cuesta marcar diferencia en la alta competencia.
Wilstermann también padece por lo mismo, aunque en su caso, no pudo acabar con este déficit ni con jugadores extranjeros. En este caso tiene que ver la falta de jerarquía de los refuerzos.
A Bolívar le ocurrió algo similar y quedó eliminado en la etapa preliminar de la actual versión de la Copa Libertadores. Se aplazó por falta de variantes y por el bajo nivel futbolístico de sus delanteros.
La falta de gol, un mal que también padece la Selección nacional.

Ilustración: Fontanarrosa. Tomado de internet.

jueves, 10 de marzo de 2011

Y VOLVER, VOLVER, VOOOLVER...

A la edad de Cristo, Limberg Gutiérrez surge como la esperanza de salvación para un Blooming que ha convertido la primera etapa del torneo liguero en un vía crucis.
Limberg, de 33 años, que vuelve después de cuatro temporadas, representa para los celestes una especie de Mesías que llega en el momento justo, ideal para hacer florecer los brotes marchitos de un equipo alicaido por los malos resultados.
El director técnico Fernando Quiroz dio el visto bueno para que vuelva a vestir la casaca celeste, después de cuatro temporadas, ilusionado en que le aporte el talento que le hace falta a La Academia.
Será la cuarta vez que Limberg se ponga la camiseta de Blooming, que lució tan bien entre 1996 y 2000, siendo figura clave en el bicampeonato 98/99; con menos brillo en 2002, y con más pena que gloria en 2007.
El Bomba dejó su impronta talentosa y goleadora en Nacional de Uruguay, Bolívar, Oriente Petrolero y The Strongest, y quemará los últimos cartuchos que le quedan en el club que lo lanzó a la fama.

* Foto diario El Día.

DEMASIADO JUNIOR

Oriente tampoco puede de local en la Copa Libertadores de América. Anoche sufrió la tercera derrota al hilo y quedó "prácticamente" eliminado, cuando aún restan tres encuentros por disputarse en esta fase. 
El verdugo de turno fue el Junior de Barranquilla, Colombia, que dejó evidencia que el fútbol boliviano continúa en pañales cuando de competencias internacionales se trata.
Oriente resultó demasiado "junior" comparado con su rival. No pudo imponer su juego ni logró hacer valer su localía porque careció del peso futbolístico necesario para ello. Fue demasiado liviano para un cuadro colombiano que impuso su mayor oficio para llevarse los tres puntos que lo mantienen como líder del grupo.
La aceptable actuación del propio Oriente, Universitario y San José en la pasada versión de la Copa Sudamericana, provocó ilusión respecto a la Copa Libertadores de este año, sin embargo, el panorama no cambió.
Las decorosas presentaciones del semestre anterior resultaron nada más que una especie de golondrinas que nos hicieron creer que se venían mejores días para el fútbol boliviano. La realidad sigue siendo la misma: Bolívar eliminado, Oriente también y Wilstermann a punto de correr la misma suerte.

* Foto diario El Deber.

miércoles, 2 de marzo de 2011

LOS NÚMEROS MANDAN

Carlos Aragonés es el cuarto entrenador que deja el cargo en pleno torneo liguero. Antes que él habían sido despedidos Claudio Chacior (Universitario), y Manolo Núñez (Real Potosí),  y Domingo Sánchez (Real Mamoré) se fue antes que lo echen.
Aragonés arrancó su tercera etapa en Blooming en marzo de 2010 y dirigió a partir de la quinta fecha. Casualidades de la vida, volvió con un empate ante The Strongest 1-1 (observó desde la tribuna porque Pelecho Gutiérrez dirigió interinamente), y se fue obteniendo idéntico resultado ante el mismo rival. 
El yacuibeño dirigió a la Academia casi doce meses en esta última etapa, tiempo en el que los celestes disputaron 52 partidos por el torneo liguero, de los cuales ganaron 22, empataron 7 y perdieron 23. Por la Copa Libertadores, perdieron 2 y empataton 1 (los otros fueron durante la gestión de Víctor Hugo Andrada). 
En total, bajo su mando, Blooming ganó 22, empató 8 y perdió 25, de los 55 encuentros.
Según datos extraoficiales, Aragonés no sólo es el entrenador más exitoso que tuvo Blooming hasta la fecha, con dos títulos nacionales, sino quien más partidos lo dirigió: 190, relegando al segundo lugar a Ramiro Blacut, con 182 cotejos. El tercer puesto lo ocupa Gustavo Quinteros con 125 encuentros.

martes, 1 de marzo de 2011

PUNTO FINAL

Aragonés recibe el cariño de sus excompañeros de Central Norte de Salta, en un amistoso como parte de la transferencia a Bolívar. Año 1976.
Carlos Aragonés se fue de Blooming. Finalmente, el empate ante The Strongest acabó con la relación del director técnico y la directiva celeste, que acordaron la rescisión de contrato por el flojo desempeño y los malos resultados en el inicio de temporada.
No es una despedida más, al contrario, porque es probable que esta sea el adiós definitivo de Aragonés y Blooming, el alejamiento para siempre del entrenador que más logros le dio a los otrora "millonarios" en su historia: dos títulos nacionales, en 1998 y 1999, que incluyen el segundo torneo del 98 y Apertura 99. 
El yacuibeño y la Academia tienen una relación especial desde hace muchos años. Fue en Blooming que Aragonés se acercó nuevamente al fútbol tras haber puesto punto final a su excelente carrera de futbolista.
Por si algunos no saben, Aragonés es uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol boliviano. Fue un volante de gran técnico y visión de juego. Se formó en Independiente de su Yacuiba natal; luego emigró, el 74, a la Argentina para destacar en Central Norte y Juventud Antoniana. Retornó al país en el 75 para triunfar en Bolívar y la Selección nacional, de la cual fue capitán y goleador durante mucho tiempo. El 81 se fue al Brasil para jugar en el Palmeiras y después en el Coritiba. Lo repatrió Destroyers en el 85, pero lo disfrutó poco por culpa de una seria lesión.
Aragonés fue contratado por Blooming como gerente deportivo y posteriormente se convirtió en ayudante de campo del chileno Raúl Pino y el uruguayo Cacho Silveira. Dirigió interínamente a los celestes el 89. Regresó el 98 y lo sacó bi campeón nacional.
Volvió en 2003, pero no le fue bien, confirmando aquello de que las segundas partes nunca son buenas. Retornó el 2010 y tampoco pudo repetir las exitosas campañas de los años 90. El 2011 es historia conocida.
Aragonés merecía otra despedida, sin duda, pero el fútbol también sabe de injusticias. Los resultados no lo ayudaron y se tuvo que ir de esta manera. Con un presente triste y un pasado lleno de gloria.