Una mala costumbre se está instalando en los equipos cruceños. La demora premeditada cuando empiezan a ganar. Una chicana deplorable, sin duda.
La grandeza de Blooming y Oriente, más allá de buenos o malos momentos en el juego, se empequeñece con este tipo de actitudes planificadas con anticipación, porque no sólo demora el arquero en los saques de meta, sino que desaparecen pelota y alcanzapelotas como por arte de magia.
Ayer, Blooming utilizó esa "estrategia" para controlar el partido ante Universitario. Lamentable. Fue vergonzoso ver al arquero Gemio empezar a perder tiempo ¡a los quince minutos de la primera etapa! ¿Qué ganó Blooming con eso? Nada bueno. Al contrario, le permitió a Universitario reacomodar sus líneas.
Seguramente que los ideólogos de esto se justificarán indicando que "se lo hace en todas partes". Alguien tendrá que ponerle freno a este acto de cobardía. Porque especular es justamente eso. Tomarse un respiro de vez en muy distinto. Manejar el trámite de un partido también es otra cosa, y se logra teniendo la pelota, no ocultándola debajo de los carteles de publicidad.
Hace un tiempo, Blooming y Oriente eran temibles de local por su juego ofensivo, agresivo y generoso. Hoy, si algo les falta, es justamente todo eso. Por lo tanto, sean consecuentes con su historia. No la traicionen.
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