Pablo Sánchez puede dar fe desde ayer, si es que no lo sabía, que siempre sale el sol, como decía el gran tenista norteamericano John Mac Enroe. Es que después de tantos nubarrones y amenazas de tormenta, el buen tiempo le sonrió como nunca desde que agarró ese hierro caliente que es Oriente Petrolero. Vitamina descargó toda la bronca que tenía acumulada en el segundo gol de su equipo. Lo festejó con rabia y euforia, mirando a esa tribuna de preferencia con muchos orientistas felices que tantas otras veces lo habían insultado.
Fue la revancha del entrenador argentino ante una hinchada exigente e impaciente, que incluso puso en tela de juicio su capacidad como entrenador. Tras el gol de marras, lo gritó con el puño crispado y los miró como diciéndoles: "¡ahí está, tanto que jodían!
Hoy, seguramente, sería capaz de un elogio a Julio Baldivieso y hasta de un piropo a la furiosa hinchada de Aurora a la que insultó la semana pasada. Es que el fútbol es generadora de estados de ánimo. Cuando se gana, todo tiene otro color. Vitamina debe estar descansando al borde de la piscina del condominio donde vive con su familia, disfrutando de una cerveza, recuperando energías como el guerrero después de una dura batalla, repasando la película del clásico y un je, je, je que se le escapa sin querer y que resume su momento.
* foto de arearegatas.blogspot.
No hay comentarios:
Publicar un comentario