Aurora y Diego Cabrera disfrutaron del dulce sabor del reencuentro.
En una tarde que empezaba a convertirse en noche, literalmente, porque Nacional se llevaba un sorpresivo triunfo a Potosí, Cabrera dijo presente tras una larga ausencia.
Aurora no funcionaba y el Negro Zamora recurrió a Diego en busca de soluciones, cuando se cumplía el cuatro de hora del complemento. Y Manacha no le falló, al contrario, le cumplió con creces. En veinte minutos resolvió el problema.
Cabrera convirtió el primero, un gol con gusto a poco por la necesidad del triunfo, pero que ahuyentó el pesimismo y devolvió la credibilidad en un equipo armado con la idea de estar peleando bien arriba.
Luego, puso al frente al Equipo del Pueblo con un gol que tuvo un valor distinto y que supo a miel porque cambiaba la situación radicalmente en un momento adverso, con el ímpetu de goleador que lo distingue.
Para poner punto final a un regreso soñado, Cabrera se tiró de cabeza al área y amplió la cuenta, recordando a los hinchas de Aurora el dulce e incomparable sabor del triunfo.
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