Blooming se cobró parte de una deuda con Aurora, el equipo que le arrebató el título en el Clausura pasado. No es lo mismo, es cierto, por la trascendencia e importancia de los partidos comparados, pero por lo menos cazó un fantasma, evitó que en el valle cochabambino naciera otra bestia negra que lo amarga cada vez, como Wilstermann.
Ayer, la academia se impuso con merecimientos. No fue un equipo vistoso ni mucho menos, al contrario, por momentos fue bastante desprolijo, pero supo sobreponerse a sus yerros, perseveró en ataque y terminó ganando en la agonía un partido que pudo haberlo liquidado mucho antes.
En el fútbol no hay buen equipo con una mala defensa (endeble, insegura). Blooming es una víctima de este mal, y si a ello se le suma que se le hizo difícil convertir en el arco contrario, entonces, la cosa empeora. Porque a los celestes les cuesta hacer un gol, sin embargo es fácil que se lo hagan.
Aurora le llegó dos veces y le hizo dos goles. Blooming generó doce situaciones y a duras penas consiguió aprovechar tres. En esto tienen que ver los desajustes defensivos (generados en especial por el brasileño Brandao) por un lado, y por otro, la falta de precisión de los atacantes que deriva en inefectividad.
Blooming empezó aburriendo porque le costó meterse en el partido, provocó rechiflas por sus imprecisiones y terminó aplaudido por la voluntad de ir al frente en busca de la victoria. Cazó un fantasma, pero hay otros que lo siguen rondando, por ejemplo, por citar a nada más que dos, el de la irregularidad y el de la inestabilidad.
* Foto La Prensa
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