Pasó Argentina. La goleada inolvidable quedó atrás. Bolivia vuelve a la normalidad, o sea, a su realidad llena de problemas y carencias. Fue como barrer la basura bajo la alfombra porque se tenían visitas.
Al mirarnos al espejo en la mañana, después de la gran fiesta de goles, recordamos que la Selección nacional continúa en el penúltimo lugar en la tabla de posiciones de las eliminatorias, que sigue siendo hoy una promesa y mañana una traición, que su fútbol doméstico de escasa competitividad no mejora, que los clubes que la representan en la Copa Libertadores no ganan ni de local.
No quiero ser aguafiestas, pero estos grandes triunfos, inimaginables, increibles, inesperados e inolvidables, a veces no son tan saludables como parecen, porque permiten que quienes vienen haciendo las cosas mal hagan creer que las críticas a su labor son antojadizas y malintencionadas, y que tanto aprovechadores como arribistas están dirigiendo bien nuestro fútbol, cuando en realidad anda sin rumbo definido.
Que el árbol no tape el bosque, que el legítimo triunfo de la Selección nacional no oculte las verdades, no disimule desaciertos, no encubra a los incompetentes, no nos llene de conformismo ni nos haga creer que todo era cosa de la mala suerte.
* Foto Reuters
2 comentarios:
LES DIMOS UNA LECCION A LOS GAUCHOS, SOY BOLIVIANO DE CORAZON, Y TARIJEÑO, AGUANTE CICLON , VISITEN LA PAGINA DE CICLON DE TARIJA. www.caciclon.blogspot.com
Yo tambien soy boliviano de corazon, pero estoy de acuerdo con el autor del blog, no hay que tapar lo malo, con una alegria que va a durar poco felicidades por el blog.
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