miércoles, 22 de abril de 2009

FEA LA ACTITUD

El vale todo está instalado en el fútbol boliviano. No sorprende que un club decida echar a un entrenador porque perdió un par de partidos o que un director técnico deje a un equipo y se vaya a otro, de la misma liga, en el mismo certamen.
Es tan de mal gusto una cosa como la otra. Se raya en la falta de respeto y se transgrede la ética profesional. Por eso, no estuvo bien, por ejemplo, que en Oriente decidieran despedir a Víctor Hugo Antelo tras la primera fecha del torneo Apertura, como tampoco que Luis Galarza renunciara a Real Mamoré, tras dirigirlo apenas tres partidos, para asumir de inmediato en Wilstermann.
Los entrenadores se quejaron siempre porque no les respetan los contratos ni los dejan llevar a cabo un proceso, sin embargo algunos de ellos empiezan a actuar de la misma manera que los dirigentes.
Disputados nueve de los veintidós partidos del torneo Apertura, seis equipos cambiaron de director técnico. A unos los echaron y otros, los menos, renunciaron. Los despedidos fueron Sergio Apaza (Blooming), Víctor Barrientos (La Paz FC), Víctor Hugo Antelo (Oriente) y Gustavo Romanello (Real Mamoré), en tanto que se marcharon por decisión propia Mauricio Soria (Wilstermann) y Luis Galarza (Real Mamoré).

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