¡Por fin un triunfo! Oriente salió del fondo en el Apertura con una victoria ante un deslucido The Strongest. Tuvo todo para darse un festín, para disfrutar de una victoria cómoda, sin embargo, terminó sufriendo sofocones, casi pidiendo la hora, porque le costó mantenerse firme en el tramo final del encuentro.
Esta vez contó con un poco más de fortuna que en otras ocasiones. Primero, el árbitro y el juez de línea no se percataron que el paraguayo Cuéllar metió la mano en el gol de la apertura; luego, el arquero argentino Grosso calculó mal, tocó la pelota con la mano fuera del área siendo último hombre, y dejó con diez a su equipo; y, por último, el Gato Zabala sacó un zurdazo i-na-ta-ja-ble, "de otro partido" según el lugar común, en el momento en que se le habían complicado las cosas tras la igualdad conseguida por Limberg Gutiérrez.
Con el partido ganado, un tigre desorientado y con un jugador más, no tuvo la tranquilidad suficiente para controlarlo el partido y cerrar la faena con una actuación que genere mayor confianza. Porque Oriente, ayer, dio una alegría a sus hinchas, es cierto, pero no desterró dudas.
Al final, fue el mundo al revés, el Gato terminó liquidando al Tigre de un zarpazo. Es que con Oriente puede pasar cualquier cosa. Que esté para golear y termine pidiendo la hora.
* Foto El Deber.
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