Así es el fútbol. A veces se pierde jugando bien y se gana jugando mal. A Blooming le ocurrió esto ayer. No tuvo una buena tarde-noche en el Tahuichi Aguilera, sin embargo terminó derrotando al puntero Real Potosí.
Más cosas curiosas que tiene el fútbol. El triunfo llegó en una gran jugada y excelente definición de quien había sido uno de los jugadores de más bajo rendimiento, el brasileño Luiz Carlos Vieira. El atacante se metió en el área (donde es más gravitante) a la expectativa de una jugada que se gestaba por la izquierda, recibió la pelota cerca al punto del penal, de espaldas al arco, rodeado de contrarios, se sacó la marca de Rodríguez con dos amagues y definió de zurda al segundo palo de su coterráneo Machado.
Fue a seis minutos del final cuando apareció Vieira con su talento y habilidad para alumbrar a un Blooming que ingresaba en la oscuridad. Acto seguido, desorientaría a la zaga potosina dejando pasar la pelota entre las piernas en un centro de Jáuregui, para que el también brasileño Pimenta asegure la victoria con arco vacío.
A Blooming le costó ganar porque no jugó bien, especialmente en la primera etapa. Fue un equipo poco compacto que trabajó mal en el medio campo: perdió las marcas, le costó recuperar la pelota, y no pudo controlarla ni manejarla con criterio. Al final, el talento individual terminó salvando al conjunto.
Real Potosí aprovechó esas falencias para apoderarse del partido, aunque sin generar mucho peligro. Pero empató y se conformó. Mucho más cuando se quedó con diez por la expulsión del argentino Fernández.
Si algún mérito tuvo Blooming fue no haber bajado los brazos nunca, en tanto que Real Potosí acabó pagando un alto precio por especular con demoras premeditadas y exageradas, en su intento de conservar el resultado.
* Foto El Deber
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