TODO MAL

Bolivia fue un cúmulo de desaciertos y se mantiene en el fondo de la tabla de las eliminatorias. La derrota ante Colombia viene a ser un eslabón más en la cadena de frustraciones generada por el seleccionado nacional.
Todo se hizo mal, empezando por la decisión del entrenador de dividir en dos el plantel a sabiendas de que Bolivia apenas puede armar un equipo con ciertas posibilidades de competitividad. ¿Pensó más en el prestigio que puede darle un triunfo ante Argentina que en la necesidad de arriesgar para buscar una victoria urgente ante Colombia? Sólo él lo sabe. Sin embargo, lo cierto es que priorizó un partido por sobre otro. Grave error.
Ayer, Bolivia fue un equipo que salió a aguantar, cuando en realidad debía jugársela, porque no le quedaba otra al estar colero y urgido de puntos. Erwin Sánchez puso en evidencia su intención especulativa al jugar con un atacante, aumentar un volante al mediocampo y esperar en campo boliviano.
Una selección fuerte, pujante, con convicción, mentalidad ganadora y jugadores acostumbrados al ida y vuelta permanente, puede darse el lujo de jugar con un atacante y no perder poder ni intención ofensivos, en cambio, un equipo como el boliviano, débil, se convierte en defensivo porque no tiene el resto físico ni la agresividad mental necesarias para desarrollar esa estrategia sin perder potencial.
Colombia, sin ser un dechado de virtudes, fue más. En el primer tiempo pudo haber logrado una ventaja amplia de no haber sido por la buena labor de Carlos Arias en el arco boliviano. La defensa se vio totalmente superada por los laterales, el medio campo tampoco estuvo firme y el ataque no existió, porque Cabrera actuó de llanero solitario, corriendo como loco y en permanente posición adelantada.
Está a la vista que Bolivia no aprovechó los micros ciclos, los encuentros oficiales ni los amistosos para armar de una vez por todas un equipo definido (que para nosotros era el que empató con Brasil), continúa improvisando formaciones y esto tiene un alto costo.

* Foto Sportsya.com